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martes, 25 de junio de 2013

AHORA.

Hoy me he levantado con ganas de caminar. Pero no sé a donde. Intento ponerme ropa lo más cómoda posible y mis tenis favoritos, ellos nunca me abandonan. Preparo una mochila, con todo lo que crea necesario para no tener que parar ni un momento. Galletas, agua, lápiz y papel, cigarros, cámara de fotos...
Pongo una lista de reproducción, sobre las mejores bandas sonoras y mientras camino imagino que el mundo se ha parado, que solo estoy yo. No sé donde estoy, solo sé que son las mejores vistas que jamás había visto en mi vida. Me siento allí y me doy cuenta de que estoy rodeada de vegetación y animales, sobre mí no hay nubes solo pájaros sintiéndose libres, como me gustaría ser ellos y sentir lo esencial de la vida. No veo más que mar, y no escucho más que olas romper contra la costa. Y es ahí, cuando me encuentro. Me encuentro entre ola y ola, intentando sentir paz y silencio, intentado escapar de todo aquello que me rodea, de toda esa mierda que se me viene encima. Sólo ahí, me siento capaz de saltar al vacío y no caer nunca, como si estuviera volando. 
Cuando es hora de volver, me siento realmente decepcionada. Al legar a casa, me siento ahogada en problemas y desgracias, lo mejor sería haberme quedado allí.

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